Definición de simulación: «La producción de un modelo informático de algo, sobre todo con finalidad de estudio». La Hipótesis de la Simulación es el concepto de que somos «seres digitales tan avanzados tecnológicamente que no somos capaces de darnos cuenta de que de hecho no somos reales, porque la tecnología con la que nos han hecho es indistinguible de las sensaciones y experiencias de una vida real» (¿Estamos en una simulación? Por qué no somos reales)
A finales de los 90, en cuanto la informática hubo alcanzado la potencia suficiente como para hacer real la posibilidad de crear un mundo de simulación, un filósofo de la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, propuso tres supuestos diferentes sobre la probabilidad de simulaciones por ordenador:
1. Una civilización se extinguirá antes de crear la tecnología suficientemente potente para para poner en marcha simulaciones convincentes de la realidad.
2. Una civilización vivirá para conocer tal tecnología, pero por cualquier razón decide no poner en marcha simulación alguna.
3. Una civilización creará esa tecnología y pondrá en marcha muchas simulaciones diferentes de su historia evolutiva (simulaciones ancestrales), en cuyo caso habría montones de realidades simuladas y sólo una no simulada.
Más adelante, Bostrom dijo que pensaba que las posibilidades de que vivamos en una simulación son menores del 50%, puesto que había otras dos alternativas que cualquier civilización podría tener: no alcanzar tecnológicamente ese estado, y decidir no crear simulaciones. Sin embargo, en 2019 dijo también que “los avances hacia ordenadores cada vez más rápidos han reducido ligeramente la probabilidad de que civilizaciones en nuestro nivel se extingan antes de alcanzar la madurez tecnológica”. (Revista Vulture, 6 de febrero de 2019)
Está claro que nos aproximamos rápidamente al nivel de potencia informática y de talento con los que podemos crear nuevos mundos completos, con ambientes muy realistas, muchos de ellos “indistinguibles de la realidad”, que existen dentro de nuestros ordenadores. Esta es una lista de diez juegos de vídeo cuya complejidad gráfica ha alcanzado ya un extraordinario nivel de “realismo”:
- Rise of the Tomb Raider
- Forza Motorsports 7
- Call of Duty WWII
- The Vanishing of Ethan Carter
- The Last of Us Remastered
- Grand Theft Auto V
- Battlefield 1
- Assassin’s Creed: Origins
- Uncharted 4: A Thief’s End
- Project Cars 2
Y estoy seguro de que cuando leas esto la lista estará obsoleta y la “realidad virtual” estará aún más cerca de “lo real”.
De manera que hoy, en 2020, podemos decir igual que Bostrom que su supuesto número 1 –de que nos extinguamos antes de desarrollar la tecnología hasta el punto en que dispongamos de la potencia informática para crear simulaciones convincentes de la realidad– no es muy probable; y con la proliferación de programas militares y gubernamentales secretos, ¿podría decir alguien con el 100% de certeza que nosotros no hayamos creado ya nuestras propias simulaciones en algún lugar dentro del monte Cheyenne[i], o en el Área 51?
También está muy claro que en este momento estamos preparados y dispuestos a utilizar esa tecnología, descartando el supuesto número 2 de Bostrom. Si este es el caso, incrementa la probabilidad muy real (y que más posibilidades tiene de ganar) de que el supuesto número 3 es cierto y que vivimos en una simulación por ordenador.
Yo añadiría humildemente un corolario al tercer supuesto de la lista de Bostrom:
3A. Cualquier civilización que alcance el punto tecnológico de formularse la pregunta de si vive o no en una simulación, lo más probable es que viva en la simulación de alguien.
¿Y quién podría ser ese “alguien”? Podría ser que fuésemos nosotros mismos que en el futuro ponemos en marcha una simulación ancestral con el objetivo de conocer mejor cómo y por qué llegamos a ese punto; o, como sugiere Neil DeGrasse-Thyson, simplemente algún chico mocoso sentado frente a su ordenador en el sótano de la casa de sus padres, en algún lugar de una civilización alienígena, programando nuestro mundo meramente para su propio entretenimiento, si estás dispuesto a aceptar la premisa de que no estamos solos.
«Sólo se necesita que lo que programas en la Nintendo tenga la suficiente complejidad como para que los personajes de ese juego crean en su mente que son reales y que tienen libre albedrío.»
~ Neil DeGrasse Tyson, PBS Space Time, 3 de mayo de 2017
Esto podría explicar fácilmente por qué no hemos encontrado vida en ningún otro sitio, y por qué nuestro Sol está exactamente a la distancia correcta para no freírnos, sino para que nos provea de la calidez que necesita la vida tal como la conocemos para sobrevivir. Muchas cosas tienen que ser perfectas para que la Tierra exista y que nosotros podamos llevar una vida sobre ella. Y quizá es que no hemos entrado en contacto con nadie más de “ahí fuera” porque una simulación sólo es “real” para su(s) creador(es).
Al principio todo esto puede parecer una locura, porque en 2020 no hemos llegado tecnológicamene a ello; pero recuerda que la Hipótesis de la Simulación habla de una civilización dentro de algunos años, cuando la tecnología haya progresado aún más aprisa y haya llegado más lejos de lo que hizo durante los últimos 100 años, y de que nosotros somos la simulación que ellos han creado. Dicho con otras palabras, nosotros no tenemos que estar tan avanzados tecnológicamente para vivir en una simulación, ellos sí lo están.
Hoy no es posible probar (ni refutar) que vivamos en una simulación de ordenador, pero sería un error grandísimo negar la posibilidad e ignorar la hipótesis. No obstante, el propósito de este libro no es el de convencerte de que vivimos en una simulación –hay buenos libros, artículos y vídeos en YouTube que hacen mejor trabajo que el que yo podría hacer–, sino el de revisar una explicación de por qué podríamos ser una simulación ancestral.
Te invito a que abras la mente y consideres las posibilidades…
[i] En Colorado, Estados Unidos. Sede subterránea de la central de operaciones del Mando de Defensa Aerospacial de Norteamérica (NORAD)